20 junio 2019

CEMENTERIOS DE MURCIA DESDE FINALES DEL SIGLO XVIII


Un punto de inflexión en cuanto a los enterramientos de difuntos se refiere lo marca la Real Cédula de 3 de abril de 1787 dada por Carlos III prohibiendo los enterramientos en las iglesias.

El hecho que movió al rey a emitir esa orden fue “la epidemia experimentada en la Villa de Pasage, Provincia de Güipuzcoa” en 1781 “causada por el hedor intolerable que se sentía en la Iglesia Parroquial de la multitud de cadáveres enterrados en ella”.

Esta epidemia y otras que se habían producido en otras provincias llevó al rey a pedir consejo sobre la mejor solución al problema.

Uno de los consultados fue el obispo de Cartagena. En su respuesta, favorable a sacar los cementerios fuera de las ciudades, reconoce que en la Catedral de Murcia con motivo de la limpieza del carnero “en donde se sepultan los mas de los difuntos de su Parroquia”, se hubo de celebrar los Divinos Oficios en la capilla del Palacio Episcopal debido al “aire corrompido, que havía infestado la Catedral”.

Seis años después el rey publicó la Real Cédula en la que se ordenaba la construcción de cementerios fuera de las poblaciones en sitios ventilados y distantes de las casas de los vecinos.

CEMENTERIO DE LA PUERTA DE ORIHUELA. 1796

En Murcia, obedeciendo al monarca se construyó  el “Cementerio de la Puerta de Orihuela” en el actual Barrio de La Paz debajo de donde hoy se levanta el Parque Infantil de Tráfico. Su construcción fue aprobada por el obispo el 11 de diciembre de 1795 siendo bendecido el 30 de octubre de 1796.
El crecimiento de la ciudad por la zona del barrio de la Trinidad hizo que apenas un siglo después el cementerio quedase prácticamente dentro de la ciudad planteándose la necesidad de la construcción de otro nuevo más alejado de la ciudad. El cementerio cerró en junio de 1887.

CEMENTERIO DE LA ALBATALÍA O DE LA PUERTA DE CASTILLA

Hay menos información sobre este cementerio pero parece ser que pudo ser inaugurado en 1811. Pudo estar situado al final del Malecón; hay quien recuerda que también se le conocía como el cementerio del Camino de La Ñora. También fue cerrado en 1887 al abrirse el nuevo cementerio de Nuestro Padre Jesús.

CEMENTERIO DE NUESTRO PADRE JESÚS (ESPINARDO). 1887

En 1882 el ayuntamiento, encabezado por su alcalde liberal Eduardo Riquelme constituyó una comisión para la construcción de un nuevo cementerio, hecho que la Iglesia se vio finamente obligada a aceptar tras llegar a un acuerdo en junio de 1883.

El Ayuntamiento encargó el proyecto para la realización del camposanto al arquitecto municipal Rodolfo Ibáñez. Tras un proyecto fallido se decidió acometer el firmado en octubre de 1883. Un camposanto de 270 m de fachada y 400 de profundidad, con espacio diferenciado para el enterramiento de suicidas, protestantes y niños sin bautizar, así como casa para los sepultureros, sala de autopsias, depósito de cadáveres, capilla…

Entre 1884 y 1887 vemos como encargado de las obras a Antonio Hernández Crespo.

En plena construcción del cementerio, entre junio y octubre de 1885, se declara una terrible epidemia de cólera en Murcia que desaconseja enterrar a los muertos por la enfermedad en los cementerios de la Puerta de Orihuela o La Albatalía debido a su proximidad a la ciudad. Por este motivo se decidió habilitar una parte del cementerio en construcción para enterrar a los fallecidos por el cólera. Previamente se procedió a la bendición del terreno el 14 de junio.

Cuando estaba a punto de inaugurarse el cementerio de Espinardo a mediados de 1886 el obispado se negó a firmar el texto previamente acordado con el Ayuntamiento por una serie de puntos en los que ahora no estaban de acuerdo como el de la titularidad.

Ante la imposibilidad de ponerse de acuerdo el Ayuntamiento decidió abrir el cementerio pero el obispo recurrió a instancias nacionales y estas paralizaron la iniciativa municipal. Finalmente el obispo cedió y el cementerio fue bendecido el 6 de junio de 1887.

Pero como suele ser habitual el cementerio se inauguró pero las obras no estaban acabadas, faltaba por hacer la sala de autopsia, depósito de cadáveres..., amén de la fachada.

Tenemos que llegar hasta 1893 para que el Ayuntamiento se decida a acometer la construcción de la fachada. En este momento era arquitecto municipal Pedro Cerdán Martínez, y como tal, autor del proyecto presentado el 3 de agosto de 1894.  El Ayuntamiento con poco dinero en sus arcas aplazó el inicio de las obras hasta marzo de 1895. Aunque el plazo de realización de las obras era de cinco meses duraron más de un año recepcionando las obras en diciembre de 1896.

El costo final de la obra superó lo inicialmente presupuestado tardando el Ayuntamiento más de lo deseado, tres años, en liquidar las cuentas con el contratista.

Y esta es la breve historia del cementerio de Murcia que recientemente ha cumplido 132 años de historia.

Para profundizar en el tema aconsejo leer la tesis doctoral de Ana María Moreno Atance sobre el arte y la arquitectura de los cementerios murcianos.




No hay comentarios:

Publicar un comentario