Estaba finalizando el siglo XV cuando el deán don Martín de
Selva y Valera, sacerdote con gran vocación fundacional, se propone crear un
nuevo convento en la ciudad de Murcia.
Para conseguir su propósito hizo venir desde el Monasterio
de Santa María de los Ángeles de Jaén a cuatro monjas dominicas.
Una vez en Murcia el deán pretendía que las monjas aceptasen
las Reglas de los Canónigos de San Jorge in Alga de Venecia pero estas se
niegan a aceptar unas constituciones distintas a las de su orden por lo que se
quedan en Murcia pero fundando el Convento dominico de Santa Ana, las
popularmente conocidas como “las Anas”.
Era el año 1490.
No ha finalizado el año 1490 cuando el sacerdote decide
continuar con su idea de fundar un convento con la Regla y Constituciones de la
Congregación de San Jorge de Venecia fundada por San Lorenzo Justiniano. Escarmentado
por el fracaso con las monjas jienenses esta vez las monjas fundadoras serán
seglares encabezadas por la que sería la abadesa Teresa de Selva y hermana suya.
Las monjas se instalaron en unas casas posiblemente
propiedad del deán.
Las obras del nuevo monasterio dieron comienzo el 18 de
noviembre de 1490 aunque la Bula fundacional de Inocencio VIII es de 16 de
diciembre de 1491. En ella se encarga al deán el gobierno del monasterio.
EL MONASTERIO EN EL SIGLO XX
El 14 de mayo de 1931 se incendió la iglesia de la Purísima,
de los Padres Franciscanos y una talla de la titular obra de Salzillo.
Ese mismo día ante el temor de las monjas de Madre de Dios
abandonaron durante un breve periodo de tiempo el convento alojándose en casa
de familiares o amigos.
Con fecha de 25 de febrero de 1935 las monjas vendieron a
José Coy Cerezo una parte del convento (unos 329 m2) concretamente
la esquina que hacía el convento en las calles Madre de Dios y
Contraste (ahora
Pascual) donde levantó un edifico de cinco plantas.
Tras el inicio de la guerra, el 22 de julio de 1936 las
monjas tuvieron que abandonar de nuevo el convento. Pocos días después fue
asaltado y quemadas algunas imágenes y documentos.
Unos meses después, en septiembre, el Ayuntamiento continúa
con su proyecto para abrir una nueva avenida en Murcia, la Gran Vía. Para ello
tiene que expropiar parte del convento que obstaculizaba la apertura de esa
vía. En el Libro de Actas Capitulares podemos leer sobre el “derribo en la
nueva Gran Vía del Convento de Madre de Dios proyectándose la unión inmediata
con el Puente Viejo”.
Una vez finalizada la guerra las siete religiosas de la
congregación se instalaron en un piso de la calle Vinader, 13, al tiempo que
vendían al Sr. Coy los restos del convento todavía de su propiedad, los colindantes
con la Gran Vía en los que se levantaron la casa de los Meseguer-Bernal y la
“Torre de Murcia”.
En la misma calle Vinader se encontraba el antiguo convento
de la Congregación de María Reparadora ahora residentes en la calle Platería.
Las justinianas decidieron comprar los cinco edificios que
constituían el convento de las Reparadoras y tras las necesarias obras de
acondicionamiento ocuparon dicho espacio. La compra se efectuó el 24 de julio
de 1940.
El 23 de abril de 1941 se inauguró la nueva iglesia
oficiando la primera misa el capellán de la Comunidad don Valentín Tébar García-Valladolid.
Actualmente las monjas Justinianas tienen su convento en el
Barrio del Infante junto al Parque de Bomberos.
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