Todos los murcianos conocemos el Belén de Salzillo que junto a los pasos de la Cofradía de Jesús componen el Museo Salzillo pero veamos, ahora que se acerca la Navidad, algo de su historia.
El
belén fue encargado por Jesualdo Riquelme y Fontes (1755-1798) a Salzillo hacia
1776, cuando este contaba 69 años de edad, para su mansión en la parroquia de
San Nicolás. Ya en este año se montó el belén por primera vez con las piezas
realizadas. En sucesivos años el belén fue creciendo con nuevas figuras que
representaban distintos momentos del nacimiento de Jesús.
Desde
1783, año de la muerte de Salzillo y como señal de duelo dejó de armarse el
belén durante algunos años.
El
belén era desconocido para la mayor parte de los murcianos pues al ser una
propiedad privada y ser montado en una casa particular no podía ser visto por
aquellos.
El
belén fue expuesto por primera vez al público el 4 de marzo de 1883 en el
Palacio Riquelme por doña Rosa Bustos, marquesa de Salinas, con motivo del 1.er
centenario de la muerte de Salzillo.
Solo se podía acceder al palacio mediante invitación personal. Una de
las personas que pudo admirarlo fue el periodista Martínez Tornel que se hizo
eco del acontecimiento en Diario de
Murcia.
Tras
la muerte de Rosa Bustos el belén pasó a propiedad de su sobrino, Alfonso
Bustos, marqués de Corvera. Este decidió desprenderse del belén por lo que se
lo llevó a Madrid en 1909 para ponerlo en venta depositándolo en el Museo
Arqueológico Nacional.
Por
suerte, en 1915 fue adquirido por la Junta del Patronato del Instituto Alfonso
X el Sabio de Murcia trayéndolo de nuevo a la ciudad.
Desde
ese momento estuvo en el Museo Provincial de Bellas Artes de Murcia hasta 1958
en que fue trasladado al Museo Salzillo.
El
belén consta de más de 550 figuras. Salzillo es el autor de buena parte de
ellas: la Anunciación, el sueño de San José, el Nacimiento, los Reyes Magos…,
así como gran cantidad de pastores y animales. Por todo ello cobró un total de
5.730 reales.
El
resto de las piezas son obra de sus discípulos Roque López, José López… aunque
todo el conjunto guarda una unidad y coherencia debido al seguimiento que los
artistas del taller de Salzillo hicieron del espíritu del maestro. Las figuras miden unos 30 cm de altura.
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