En el primer tercio del siglo XVI vivía en Murcia doña Isabel de Alarcón, una señora de familia noble que al morir dejó sus casas para la fundación de un convento y 14.000 ducados para becar a futuras monjas sin dote. La comunidad debería tener la regla de las Hermanas Terciarias de San Francisco.
Para la fundación se pidieron al
Monasterio de Santa María Magdalena de la ciudad de Alcaraz dos religiosas, que
una vez en Murcia, junto con otras monjas del Beaterio de Santa Brígida se constituyeron
en 1566 en las casas que dejó la fundadora cerca del convento de San Francisco
y del Almudí.
Diversos terremotos y la riada de
San Calixto de 1651 dañaron gravemente la estructura del convento de manera que
en 1730 amenazaba ruina el conjunto por lo que se demolió toda la obra y se
construyó de nuevo el monasterio y la iglesia entre el 19 de marzo de 1746 y el
9 de noviembre de 1755.
Apenas 80 años después, en 1835,
el monasterio fue incendiado y suprimido poco después aunque fue devuelto a la
comunidad en 1847.
En el huerto del convento, frente
a su fachada, construyó el Ayuntamiento en 1848 la plaza de abastos quedando entre
ambos una estrecha calle ocupada “por los
verduleros, quienes con sus voces y blasfemias convirtieron aquellas
inmediaciones en un lugar de escándalo”[1]
En 1986 se procede al derribo del
convento dado su escaso interés artístico pero se conserva la iglesia.
Al derribar el convento apareció
un lienzo de muralla árabe y un torreón.
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