Los días 21 y 22 de abril de 1946 una nueva riada
asoló la huerta y ciudad de Murcia. Fue esta una de las grandes riadas que ha
sufrido nuestra tierra.
Numerosos pueblos de la huerta
sufrieron sus efectos traducidos en derrumbamientos de casas y destrozos en las
tierras.
Apenas habían pasado 6 años desde
el final de la Guerra Civil y Franco aún no había visitado la
El viaje desde Madrid lo realizó
en coche. A su paso por los distintos pueblos fue aclamado por la muchedumbre.
Como el servilismo y la estupidez parecen no tener límite al cruzar Molina de
Segura alguien colocó una pancarta en la que se podía leer: “Torrealta. Bendita
sea la riada que nos trae al Caudillo”.
El general Franco llegó a Murcia
el lunes 29 de abril sobre las tres de la tarde.
En el límite del término
municipal se hallaban esperándole el Gobernador civil y Jefe provincial del
Movimiento, Cristóbal Gracia, y el ingeniero jefe de Obras Públicas de la
provincia, Gabriel Cañadas. La comitiva entró por las Puertas de Castilla y
siguió por Santa Teresa, Capuchinas, plaza de Romea y calle de José Antonio
hasta llegar a la plaza de Belluga donde, según el diario “Línea”, las gentes
“han casi estrujado al Caudillo”. De
allí pasó a la Catedral donde oró ante la Virgen de la Fuensanta que según la
impresión del mismo periodista miró a Franco “con ojos de cariño”.
De la Catedral se dirigió Franco al
Ayuntamiento donde el alcalde le impuso la Medalla de Oro de la Ciudad
concedida un año antes.
Tras descansar unos minutos en el
despacho del alcalde salió al balcón para dirigirse a los murcianos diciéndoles
que la culpa de la riada había sido de la política practicada en los últimos 60
años incapaces de resolver los problemas de la comarca.
De Murcia marchó a Cartagena.
Allí visitó las factorías militares, los depósitos del Canal del Taibilla,
inauguró un Instituto de Enseñanza Media y oró ante la Virgen de la Caridad.
También ofrendó una corona de flores en honor del “Castillo de Olite” hundido
en 1939.
El martes 30, sobre las 16,45
volvió a pasar por Murcia procedente de Cartagena y dirección a Albacete. La
ciudad seguía engalanada con un arco del triunfo en el Rollo y colgaduras en
Floridablanca, Colón, San Pedro, San Nicolás…
A su paso por Cieza “más de
20.000 personas aguardaban su llegada” en la avenida Calvo Sotelo “profusamente
engalanada con banderas y colgaduras”.
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