El 20 de marzo de 1923 el rey Alfonso XIII llegó a Cartagena en tren acompañado por el gobernador civil de la provincia y el ministro de Marina. Una compañía de infantería con bandera y música le rindió los honores correspondientes.
De la estación se
trasladó hasta el Hospital de la Caridad donde oró ante la patrona de la ciudad
para a continuación marchar hasta el puerto donde cogería una lancha que lo
llevaría hasta el acorazado “España” donde se alojaría los días de estancia en
Cartagena.
Toda la tarde la pasó
el monarca en la Constructora Naval y la Base de submarinos conociendo los
distintos departamentos.
A las 7 de la tarde,
en Capitanía General, hubo una recepción al personal civil. Por último a las 9,
en el acorazado “España” el rey ofreció una
cena a las autoridades.[1]
No hubo champag ni brindis.[2]según
señala el cronista de La Verdad.
Al día siguiente, el
miércoles 21, se trasladó en coche hasta Los Alcázares. En su recorrido paró la
comitiva en La Unión donde saludó al alcalde, concejales y autoridades civiles
y militares.
Don Alfonso, al ver
el número de casas abandonadas y en su mayoría en ruinas, preguntó a qué obedecía,
contestándosele que los obreros habían emigrado en gran número, ante la crisis
minera que desde hace tiempo se sentía.[3]
A las 10 llegó a Los
Alcázares donde fue recibido por el jefe y oficiales del aeródromo. Después
visitó los hangares y demás dependencias militares.
A continuación se
realizaron diversos ejercicios de tiro y simulacros de combates aéreos que el
monarca contempló desde la costa.
Finalizado estos
ejercicios el rey fue llevado hasta la isla Perdiguera donde se llevaron a cabo
ejercicios de tiro desde los aviones con el disparo de diecinueve bombas de
ensayo.
Terminadas las
prácticas de tiro toda la comitiva se dirigió al Club de Regatas, frente al
Hotel de la Encarnación donde se ofreció un lunch
para 200 personas.[4]
De nuevo en Cartagena,
ya por la noche, asistió a la puesta en escena de El alcalde de Zalamea a cargo de la Compañía Borrás en el Teatro Circo.
El día 22 a las ocho
y media salió el Rey a altamar para presenciar las maniobras navales que se
desarrollarían a la altura de cabo Tiñoso e isla de Escombreras. [5]
A las 4 y media de la
tarde el rey se dirigió al Hospital de la Caridad donde visitó todas las
dependencias, firmó en el álbum y dejó un
fuerte donativo.[6]
Desde allí se dirigió
a la estación de tren para dirigirse a Madrid, vía Murcia.
[1] El
Liberal, 21 de marzo de 1923
[2] La
Verdad, 21 de marzo de 1923
[3] La
Verdad, 22 de marzo de 1923
[4] El
Liberal, 22 de marzo de 1923
[5] El
Liberal, 23 de marzo de 1923
[6] El
Liberal, 23 de marzo de 1923
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