En 1911 tuvo
lugar en Murcia una huelga de las hilanderas de la fábrica de seda de San
Diego. Las trabajadoras enviaron una carta al director del periódico El Liberal,
publicada el 26 de septiembre de ese mismo año, en el que exponían los motivos
de la misma. Esta son algunas de sus
consideraciones y de sus condiciones de trabajo.
La jornada
laboral comenzaba a las seis menos cinco y terminaba a las siete menos cuarto
de la tarde (12 h y 40 minutos) si bien tenían 20 minutos para almorzar y 45
minutos para la comida del mediodía; es decir 11 horas y 35 minutos de trabajo
efectivo.
¿Y del sueldo,
qué podemos decir? Pues que “todo este
trabajo es retribuido con el sueldo, por término medio, de 0,60 pesetas
diarias, (pues si bien es cierto que hay algunas pocas que ganan 0,80 pesetas,
la mayoría solo ganan 0,50)”.
Pero a esa
cantidad hay que descontarle la cantidad de entre 40 a 90 céntimos de multa con
que son sancionadas semanalmente, la mayoría por “estar distraídas”, “y ¡desgraciada de la que diga una palabra! pues es
retribuida con un bofetón, o cuando menos con 8 o 15 días de arresto”.
Las hilanderas
de San Diego finalizan su carta pidiendo "á nuestra primera autoridad, que, para evitar disturbios permanezca dicha fábrica cerrada y que una comisión del centro de Reformas Sociales y otras de personas sensatas, se informen y vean si es cierto lo que decimos y juzguen si es justo lo que pedimos y confiando en que seremos atendidas en nuestro ruego”.
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